martes, 30 de septiembre de 2008
CAUSAS DE LA TRATA III
La trata de personas se ha convertido en un fenómeno criminal en constante crecimiento en todo el mundo. Esto se ve favorecido por las desigualdades económicas, el alto desempleo y el desmembramiento del sistema de vida tradicional en los países mas atrasados; que ha aumentado la necesidad de trasladarse y procurarse empleo en países con mejores condiciones económicas.
Desde una perspectiva de un mercado mundial, las victimas constituyen la oferta y los empleadores abusivos o explotadores del comercio sexual representan a la demanda. La oferta la alientan muchos factores, entre ellos la pobreza, la atracción de lo que se cree es un nivel de vida más alto en otras partes, la falta de oportunidades de empleo, la delincuencia organizada, la violencia contra mujeres y niños, la discriminación contra la mujer, la corrupción e inestabilidad política, y el conflicto armado. En algunas sociedades hasta las costumbres tradicionales, de entregar un hijo a un hogar sustituto en un centro urbano a cambio de la promesa de educación e instrucción en un oficio, pueden ser aprovechadas por los tratantes al hacerse pasar por agentes de empleo, e inducir a los padres a la entrega de un hijo al que luego convierten en objeto de la trata. Por el lado de la demanda, entre los factores que impulsan a la trata de personas figuran la industria sexual y la demanda creciente de trabajadores que se puedan explotar como mano de obra barata, vulnerable e ilegal.
Podemos reconocer entonces como origen de la trata a diversos factores mencionados como los económicos: pobreza, desempleo, endeudamiento, etc.; los sociales y culturales: violencia contra mujeres y niños; discriminación por género familiar, comunidad, Estado; los políticos y legales: corrupción sector público y ausencia de legislación en la materia; y los internacionales: creciente feminización de la migración laboral; endurecimiento de las políticas de inmigración de los países receptores.
Otra dimensión se refiere a la estrategia del engaño, direccionada a hacia el psiquismo del adolescente y que utilizan estas organizaciones criminales para introducirlos a éstos como victimas de trata. Y ello a partir de la seducción de oportunidades ficticias presentadas que sumada a la curiosidad, al anhelo de novedades y a la seguridad en sí propia del ímpetu de la juventud, los conducen a ser involucrados en la trata; puesto que carecen de recursos mentales y emocionales para discernir el riesgo de su proceder.
Durante la década pasada la trata de seres humanos adquirió enormes proporciones y ningún país en la actualidad está libre de este flagelo. En muchos casos, los traficantes de drogas han cambiado su actividad a la trata de personas por considerarlas más lucrativas y de menor peligro.
La trata de personas como comercio se realiza en todo el mundo, con una impunidad casi absoluta en muchos países ante la falta de legislación en la materia; y en otros en cambio, con sanciones mucho más leves que las aplicadas al tráfico de estupefacientes. Esto ha dado lugar al crecimiento incontrolable de este negocio ilegal; que genera miles de millones de dólares anuales, que escapan al fisco en cuanto al pago de impuestos y que además suele estar relacionada a otras actividades ilegales; ubicándose como la tercera actividad ilícita más lucrativa del mundo, después del tráfico de armas y del tráfico de drogas.
Desde una perspectiva de un mercado mundial, las victimas constituyen la oferta y los empleadores abusivos o explotadores del comercio sexual representan a la demanda. La oferta la alientan muchos factores, entre ellos la pobreza, la atracción de lo que se cree es un nivel de vida más alto en otras partes, la falta de oportunidades de empleo, la delincuencia organizada, la violencia contra mujeres y niños, la discriminación contra la mujer, la corrupción e inestabilidad política, y el conflicto armado. En algunas sociedades hasta las costumbres tradicionales, de entregar un hijo a un hogar sustituto en un centro urbano a cambio de la promesa de educación e instrucción en un oficio, pueden ser aprovechadas por los tratantes al hacerse pasar por agentes de empleo, e inducir a los padres a la entrega de un hijo al que luego convierten en objeto de la trata. Por el lado de la demanda, entre los factores que impulsan a la trata de personas figuran la industria sexual y la demanda creciente de trabajadores que se puedan explotar como mano de obra barata, vulnerable e ilegal.
Podemos reconocer entonces como origen de la trata a diversos factores mencionados como los económicos: pobreza, desempleo, endeudamiento, etc.; los sociales y culturales: violencia contra mujeres y niños; discriminación por género familiar, comunidad, Estado; los políticos y legales: corrupción sector público y ausencia de legislación en la materia; y los internacionales: creciente feminización de la migración laboral; endurecimiento de las políticas de inmigración de los países receptores.
Otra dimensión se refiere a la estrategia del engaño, direccionada a hacia el psiquismo del adolescente y que utilizan estas organizaciones criminales para introducirlos a éstos como victimas de trata. Y ello a partir de la seducción de oportunidades ficticias presentadas que sumada a la curiosidad, al anhelo de novedades y a la seguridad en sí propia del ímpetu de la juventud, los conducen a ser involucrados en la trata; puesto que carecen de recursos mentales y emocionales para discernir el riesgo de su proceder.
Durante la década pasada la trata de seres humanos adquirió enormes proporciones y ningún país en la actualidad está libre de este flagelo. En muchos casos, los traficantes de drogas han cambiado su actividad a la trata de personas por considerarlas más lucrativas y de menor peligro.
La trata de personas como comercio se realiza en todo el mundo, con una impunidad casi absoluta en muchos países ante la falta de legislación en la materia; y en otros en cambio, con sanciones mucho más leves que las aplicadas al tráfico de estupefacientes. Esto ha dado lugar al crecimiento incontrolable de este negocio ilegal; que genera miles de millones de dólares anuales, que escapan al fisco en cuanto al pago de impuestos y que además suele estar relacionada a otras actividades ilegales; ubicándose como la tercera actividad ilícita más lucrativa del mundo, después del tráfico de armas y del tráfico de drogas.
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